Llega un punto en el que toda persona debe decidir si cortarse las venas o dejárselas crecer. Llega un momento en que la vida aprieta y también ahoga. Es el momento de elegir qué puerta abrir y qué espejo cruzar, dejando atrás todas las opciones alternativas, cortando los cabos. Sí, nuestra historia se escribe a golpe de navaja...



miércoles, 15 de junio de 2011

Todo final es un principio

Si se representa gráficamente una función en ejes cartesianos, el punto de inflexión es aquel punto a partir del cual la función cambia su dirección: el punto exacto en el que deja de crecer y pasa a decrecer, o viceversa.

He llegado a ese punto. Es imposible bailar en el filo de la navaja y no rajarse la planta de los pies. Cuando se lleva una vida tan acelerada como errática, cuando conocemos anticipadamente el destino de nuestras acciones porque forzosamente tienen que llevar al desastre, el cuerpo y la mente obligan a un instante de descanso. Te preguntas si quieres o puedes seguir así. Y la solución más inteligente es reinventarse.

He sido muchas cosas antes de llegar aquí, pero creo que fui escritor desde pequeño. Primero, buscaba argumento. Después, busqué estilo. Siempre creí que era ese algo inconcreto que diferencia a cada persona del resto; siempre creí que era mi don. Que sabía contar historias de una forma única, que nadie más sabía. La vida da vueltas, sube y baja, y la psique es la peor enemiga de uno mismo. Tú te hundes, o te sacas adelante. Y el as que me he guardado en la manga para todos mis puntos de inflexión ha sido escribir. Hiciera lo que hiciera, fuera como fuera el resto, era mi propio consuelo: pensar que, al menos, escribía bien. Incluso cuando un jurado opinaba que había personas que lo hacían mejor. Mejor, peor... pero nadie exactamente como yo.

Todo final es un principio. Después de haber pasado un año subido en el vagón de una montaña rusa, viendo acercarse el muro de cemento contra el que me iba a estrellar, decidí pararlo todo. Reinventarme. Salir adelante siendo otro, porque no podía seguir siendo quien era. Desde luego, el proceso no es fácil, y no hay cepillo de púas que termine de arrancar la pátina del pasado de la piel. Pero tampoco hay último paso sin dar el primero en algún momento.

Reinventarme. Y, para mí, escribir es reinvención. Porque, como un actor de teatro, puedo ser quien quiera cada día. Hoy es el principio de todos mis yoes: seré bueno, seré malo, seré asqueroso, seré delicado, seré un niño, seré un adolescente hormonado, seré un anciano senil, seré hombre, seré mujer, seré ambas cosas o nada, mi piel será de todos los colores y mis rasgos, de todas las razas. Escribiré sobre mí, sobre otros, sobre personas que ni siquiera existen, haré míos sus pensamientos, hablaré por bocas ajenas. La realidad y la ficción nunca estarán lo suficientemente delimitadas. Me moveré en la inquietante ambigüedad que siempre me ha caracterizado.

La única regla que seguiré será romper las reglas. Incluso las que yo mismo me imponga. Porque no dejo de ser una simple inicial por la que pueden comenzar demasiadas palabras.

· C · es lo único que no cambiará, porque fue marcado a golpe de navaja.

Todo final es un principio. Reinvención o muerte. Y el principio de la reinvención es hoy...


2 comentarios:

  1. :DDD
    Qué ilusión ser la primera en dejar una pequeña huella en tu blog!!!
    Has empezado con muy buen pie >.O
    Ya verás cuando descubras las virguerías que puedes hacer con esto, también con la apariencia del blog!! (un pequeño consejo,se hace un poquito difícil leer la letra en rojo.. =P)

    Por aquí me tendrás cada vez que actualices!!! Seguidora incondicional,

    Chica interesante

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  2. Jo dices de mi (gracias por leerme), pues tu también has empezado con buen pie me ha encantado lo que has escrito, asi que te sigo.
    Un saludo.

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